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Pendientes Zei de oro, plata, ónix, malaquita

Pendientes Zei de oro de 9k o 18k, plata de ley, ónix circular y malaquita

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Pendientes artesanales de oro de 9K o 18K, plata de ley, ónix circular de 10 mm. y malaquita de 25×11 mm.

El ónix es una variedad del ágata de color negro, compuesto de sílice, de origen volcánico. Su nombre proviene del latín onyx  que significa «uña». Según la leyenda griega, Eros cortó las uñas divinas de Afrodita y las dispersó sobre la arena para que su poder perdurase, convirtiéndose estas en piedra. Los antiguos griegos llamaban ónix a todas las variedades del ágata, desde la más clara a la más oscura. Posteriormente, se denominó ónix a la variedad casi negra.
En la Antigüedad griega y romana, esta piedra se utilizaba para fabricar camafeos en los que los orfebres tallaban las figuras de personajes célebres sobre piezas de ónix.
A lo largo de la historia, también se ha utilizado para decorar sellos, un tipo de anillo que llevaban las autoridades para certificar transacciones oficiales.
El mayor productor de ónix es México.

La malaquita es un mineral que presenta una composición de patrones circulares y ovalados con distintas tonalidades verdosas. Su color se debe a la presencia del cobre sometido a la oxidación. Es un mineral que se encuentra en la naturaleza en pequeños cristales o en estalactitas. La palabra deriva del griego malache, que hace referencia a la hoja verde de la “malva”.

El oro puro, que tiene 24 quilates, es un metal blando por lo que se mezcla con otros metales para procurarle dureza mediante el proceso denominado “aleación”. El oro de 18 quilates contiene un 75% de oro puro y un 25% de plata y cobre. El oro de 9 quilates contiene un 35,5% de oro puro y un 64,5% de plata y cobre.

La plata es un metal maleable y blando, por lo que se suele mezclar con otros metales que le aporten dureza. En el caso de la plata de 925 milésimas, la aleación consiste en un 92,5% de plata pura y un 7,5% de cobre.

SKU: p-1761-onix-malaquita
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Cultura artesanal

El tiempo artesanal es un tiempo que nos saca de la urgencia de lo cotidiano. Un tiempo que obedece a los materiales con los que trabaja, escuchándolos y acompañándolos. Es por tanto un gesto alejado de lo rutinario, ese que las máquinas repiten una y otra vez. El tiempo artesanal en Belén Bajo es también el tiempo de unos materiales duraderos, metales, piedras a los que se les proponen unas formas atemporales, sencillas y con un cierto sabor geométrico.

Influencias estilísticas

Las joyas de Belén Bajo buscan la máxima simplicidad formal sin renunciar a un toque lúdico. En parte su universo formal proviene de la cultura racionalista y funcional centroeuropea, sus raíces mediterráneas y la pervivencia de las formas plásticas de la cultura de Al-Ándalus en las que una naturaleza geometrizada se presenta por medio de patrones infinitos.

Sobre Belén Bajo

Belén Bajo se formó en la escuela de Bellas Artes de Madrid. Allí, desde la experimentación formal, la acumulación de referencias y el trabajo manual fue desarrollando una manera de entender tanto la creación plástica, un universo de abstracciones cromáticas y matéricas, como el valor de la rotundidad de los objetos como portadores de significados simbólicos.