Una reflexión de Belén Bajo sobre:
Jaspe
Con el mismo nombre podemos encontar una abrumadora cantidad de piedras aparentemente distintas. Todas son opacas pero unas son rojizas o pardas y otras son verdes, blanquecinas o amarillentas. Hay ejemplares de jaspe de un color liso y otras presentan un amplio abanico de moteados o rayados muy distintos. No en vano, jaspe significa “piedra manchada”.
El jaspe presenta un aspecto tan variopinto porque en su interior contiene gran variedad de inclusiones de otros minerales. Es una variedad opaca e impura de dióxido de silicio (SiO2). En los depósitos originales de materiales de sílice, el jaspe se forma naturalmente como un mineral con fisuras que después rellenan otros minerales como el óxido de hierro, el dióxido de manganeso, el óxido metálico y a veces también materia orgánica. Esto determina la apariencia final del jaspe.
Yo diría que estamos ante un actor muy polifacético. Llegas a pensar: ¿es siempre el mismo?.
Es difícil que esta piedra natural no te seduzca por su aspecto e incluso por los nombres tan sugerentes que se emplean para nombrar a cada una de sus variantes: jaspe
“Es difícil que esta piedra no te seduzca por su aspecto e incluso por los nombres tan sugerentes que se emplean para nombrar a cada una de sus variantes.”
PREGUNTA
BELÉN BAJO
Es verdad que es muy fácil encontrar pequeños elefantes, búhos o tortugas tallados en jaspe en las ferias de artesanía pero es más raro verlo en un collar o un anillo. Creo que el jaspe rojo es el más conocido en el sector joyero.
Las piedras son para mí como “pequeños tesoros” que busco continuamente. Son mis aliadas cuando diseño una joya.
Me atraen especialmente los minerales más peculiares, como el jaspe oceánico. Me fascina su superficie llena de esos dibujos circulares que parecen narrar el tiempo
pasado en el que se formaron en estado líquido. Es como si contemplases el lento movimiento de la naturaleza.
El jaspe dámata es otra de mis piedras preferidas. Para realizar el anillo EMA utilizo una pieza de jaspe dálmata cuya forma ergonómica se acopla perfectamente al dedo, de manera que consigo un doble objetivo: que el anillo sea grande y a la vez cómodo.
“El aspecto del mineral por fuera es tosco pero al cortarlo se descubre una preciosa superficie tatuada de bandas concéntricas que parecen estar en movimiento.”
PREGUNTA
BELÉN BAJO
Cada variedad de este mineral precisa unas condiciones formales. Por ejemplo, el jaspe oceánico es muy vistoso y necesita una superficie lisa y pulida para que se aprecie su precioso estampado. En cambio, un prisma recto de jaspe rojo tiene un color lo suficientemente uniforme como para que forma y color sean protagonistas al mismo tiempo.
En algunas gargantillas utilizo piezas de jaspe verde y musgoso talladas en forma de hoja o flor; en este caso, el mineral tiene una gran personalidad y la talla lo potencia evocando a la naturaleza.
PREGUNTA
BELÉN BAJO
Trabajar con piedras naturales significa que todas son distintas entre sí, algunas mucho más que otras.
Yo concibo la joya como un pequeño objeto que nos gusta llevar encima y que elegimos porque nos sentimos identificadas con él. Si somos discretas, buscaremos piedras de colores y formas contenidas, que no llamen mucho la atención. En cambio, las más atrevidas optarán por los minerales llamativos, los que no nos dejan indiferentes.
Si tuviera que definir al jaspe en una palabra sería “camaleónico”.
Creo que esta piedra seduce especialmente a personas atrevidas, que entienden la naturaleza del material y aceptan que no sea exactamente igual que el que vieron en una foto. Podríamos decir que esas personas también son “camaleónicas” porque su comportamiento es muy flexible ante los cambios y se adaptan bien a distintas circunstancias.
Otro pequeño reto es trabajar con el jaspe Picasso, que me gusta tallar en forma de prismas. Sus trazos oscuros pueden ser muy diferentes de grosor y forma y eso hace que su aspecto varíe considerablemente.
“Si tuviera que definir al jaspe en una palabra sería camaleónico.”
PREGUNTA
BELÉN BAJO
Sí, especialmente el jaspe rojo, que combina muy bien con el ónix. Juntos forman un tandem muy vistoso; el rojo aporta luz y el negro sobriedad y elegancia.
Tengo varios anillos, pendientes y collares con esta combinación cromática. En ellos he utilizado unas piezas planas y finas de ambos materiales, cortadas en forma de semicírculos y óvalos.
Según estudios psicológicos, el cerebro humano se activa al observar un color u otro por lo que cada uno de ellos desencadena una percepción diferente. El hecho de juntar dos o más colores crea una tensión muy interesante y más cuando son tan distintos.